Un runner....

Un runner....
...camino de su primer Ironman a los 45

sábado, 16 de abril de 2011

2ª etapa

Son las 3 de la madrugada y en medio de la fría noche comienza a percibirse el incremento progresivo de la brisa. Opto por coger la capucha del saco y taparme porque poco a poco comienzo a tragar más arena de la deseada. Se hacen las 5 de la mañana  el viento va cada vez a más. Finalmente me levanto y aún no son las 6 de la mañana pero es imposible seguir durmiendo.

El mantenerse en pie es toda una odisea y no digamos intentar recoger el saco, es imposible. Noto como la arena comienza a azotar mis piernas y la sensación es como si se clavasen miles de agujas y aunque el dolor es soportables a su vez es muy molesto. Veo que toda la mochila está llena de arena, suerte que la comida está muy bien cerrada aunque los utensilios de cocina y la ropa son marón -rojizo, je,je.. Es curioso pero en otras circunstancias me hubiese puesto de mala leche pero ahí no, simplemente es un contratiempo más.

Se acercan las 8 de la mañana y soy consciente que ese día no podré desayunar mis cereales de chocolate porque prácticamente es imposible encender el fogoncillo, con lo cual la carrera la comenzaremos los 2, yo y el gusanillo del hambre que se ha despertado.
Hoy son 38 km, parece una etapa tranquila en cuanto a terreno, pero el clima es muy adverso. Vamos todos tapados hasta los ojos y es muy importante no tragar arena ya que las diarreas vienen seguro.
El cielo, sencillamente impresiona...
Me estructuro mis premios del día. En 2 horas me comeré mi barrita de chocolate, a las 3 horas me premiaré con algo de música de Armin Van Buuren, sobre las 4 hr caerá mi segunda barra de chocolate y sobre las 5 horas abriré la bolsa de frutos secos con almendras, avellanas y etc. que sin duda me darán la energía necesaria para llegar.

El día no es todo lo caluroso que cabía esperar y ello lo hace fácil pero las ráfagas de viento son muy traidoras.

Este es el road book de hoy:

Los parajes son alucinantes pero hay un dedo del pie que me está haciendo la vida imposible.
La visibilidad es muy poca pero las señalizaciones son buenas. De golpe me encuentro en un mar de dunas y tengo la sensación de estar caminando por encima del agua ya que el viento está cambiando las dunas por momentos. Me cruzo con unos cuantos lagartos de un tamaño poco despreciable, tranquilamente pueden tener unos 30cm y  a menudo se paran y noto como si me mirasen preguntándome ¿qué haces tu aquí? y al momento se van con esos andares un tanto patosos pero que les permite moverse entre la arena como pedro por su casa. Entre el control 1 y 2 he pecado de prudente y solo he cogido una botella de agua en lugar de 2 y me he quedado sin agua, además no sé como he perdido un tapón de los bidones con lo cual ese bidón ya no sirve de nada.

Qué sorpresa !! me encuentro a Amador subiendo/escalando un duna, es un compi de haima el cual merece todos mis respetos. Es un jovencito que ronda los 60 años y que en la mochila delantera muestra una gran foto con mujer hijos y nietos, por ello se gana el sobrenombre de "el abuelo y familia", es un tipo cordobés que vive en cataluña desde hace muchísimos años y destila un carácter alegre y jovial.

En el control 2 Amador sigue y yo tengo una visita obligada al doctor porque literalmente los 2 dedos gordos del pie ya no me caben en la zapatilla. Una vez en la haima del doctor averiguamos que me han salido 2 inmensas ampollas entre el dedo y la uña, con lo cual el médico ya sabe lo que tiene que hacer...

Apenas puedo abrochárme las zapatillas y la sensación en lo que  queda de uñas es muy extraña, pero sólo quedan 14 km. Además tengo la suerte que ahora hay unos 10 km de dunas bastante planas y eso hace que mis pies sufran menos porque el impacto con el suelo es más suave al hundirse.

Toca música, bien me lo he ganado, es mi regalo del día. El viento no perdona y las ráfagas son fuertes, la visibilidad sigue siendo muy corta pero la ventaja es que no hace demasiado calor. Próximo control en el km 31, una vez llegue allí sólo me quedarán 7 km y a la haima con mis compis.

Paso muchas horas solo pero te vas cruzando con gente que aunque no te entiendes por idioma si lo haces con gestos y miradas. Cada vez estamos todos peor con los pies, la arena del desierto es abrasiva y cuando no hay arena las puntiagudas piedras se clavan en la planta de los pies. Paso por poblados que a simple vista parecen abandonados, pero al momento empiezan a salir nichos que su único deseo es poder chocarte la mano y brindarte una sincera sonrisa de agradecimiento por hacerles un día diferente. En esos momentos soy muy feliz!!
Bien de nuevo, en el km 33 me cruzo de nuevo con Amador y lo veo cabreado con el mundo, je,je, no hace falta comentar los improperios que soltamos los dos sobre la carrera, el viento y el desierto. Yo intento buscar un sitio para poder comer mi desayuno porque tengo muuuucha hambre y si no le meto combustible al cuerpo me quedaré sin fuerzas, pero el maldito viento no para.
Al no hacer calor excesivo con el gua soy permisivo y solo me obligo a beber cada 15 minutos.
Ostia qué viene!! km 33 viene una tormenta de arena de mil demonios, la veo venir de lejos y arrasa con todo, me obligo a quedarme quieto y a darle la espalda a la tormenta, no veo más allá de 3 metros, por ello lo mejor es quedarte quieto y desear que no se prolongue en el tiempo. Van pasando los minutos y mis piernas aguantan las miles de agujas que me dispara el desierto, eso no termina........

Cuando la arena nos da una tregua, Amador y yo seguimos pero mis pies me están avisando de que eso no podrán continuar mucho rato ,el daño es insoportable a cada paso.

Al cabo de un rato nos encontramos a un jeep de la organización en lo alto de una duna y tras preguntarle nos dice que "solo" quedan 2 km, jolines vaya infierno.

Efectivamente a lo lejos veo las haimas y las teteras pero a su vez me digo  a mi mismo que si el doctor no es capaz de arreglarme los pies, mañana será imposible comenzar la carrera, el dolor es insoportable a cada paso.

Por fin llego a la meta medio arrastrando los pies, me acerco a la haima, los aplausos y vítores de las haimas por donde voy pasando son continuos, mis compis de haima salen disparados a buscarme y a cogerme las 3 botellas de agua y a sacarme la mochila para ayudarme, es un momento emotivo y mágico.

Sin esperar ni un minuto más me voy a la clínica y a descubrir lo que esconden mis calcetines. La cara del doctor lo dice todo, tengo el dedo meñique del pie derecho en carne viva, los dedos gordos hinchados como botas y además descubrimos unas 5 ampollas más esparcidas por dedos y plantas....

Al día siguiente antes de tomar la salida tengo serias dudas de si podré continuar  o no, si cuando salga tengo el mismo dolor que al llegar en la etapa anterior será imposible, además dicen que mañana las temperaturas ya serán de desierto y rondaran los 50º, con lo cual el pie sudará más y favoreceré la aparición de ampollas.

Estoy en la haima de noche y reina el silencio, mis compis apenas me preguntan para no inquietarme más. Al cabo de unos días me confiesan que estaban convencidos que yo no podría continuar con esos pies, eran un auténtico espectáculo.

Me voy a dormir con la preocupación y tristeza de el posible "abandono" palabra que me prohibí  antes de ir a Des Sables, pero quedan unos 200 km y el dolor no se puede soportar tanto tiempo.... o sí !!

1 comentario: